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El último que apague las galaxias…

Ver lo que crees, creer lo que ves… Por Deepak Chopra

En la sociedad moderna existe un prejuicio que debemos superar. Es el prejuicio en pro de las cosas concretas, tangibles y tridimensionales.
Sentimos que una roca es real porque es sólida y pesada, y nuestros sentidos fácilmente la pueden localizar en el tiempo-espacio. ¿Entonces qué podemos pensar acerca de una realidad en la que lo visible no es creíble? Ver no es creer.
Los caracoles tienen sistemas nerviosos muy lentos. Les toma varios segundos registrar cada impresión visual nueva. Esto significa que, si alguien pasa muy rápido frente a un caracol y deja caer una moneda, la persona será invisible y, aparentemente, la moneda estará apareciendo de la nada.

En sentido inverso, si un caracol es levantado y trasladado rápidamente, éste creerá que ha sido teleportado de un lugar a otro.

Nuestros sentidos nos juegan este mismo truco con la realidad en general. Nuestros cerebros son muy lentos para poder registrar que, a nivel cuántico, cada objeto concreto está oscilando dentro y fuera de existencia miles de veces por segundo; por lo tanto, vemos objetos sólidos allí donde, en realidad, no los hay.

Los cinco sentidos nos aprisionan en formas inconscientes e invisibles.
Hace años, leí relatos de personas congénitamente ciegas a las que se les daba la vista de un día para otro, gracias a cirugías innovadoras, al ser expuestos a la luz por primera vez, con frecuencia se sentían completamente desorientados. Preguntaban porqué la gente arrastraba parches negros a su alrededor por dondequiera que iban (nosotros los llamamos sombras). Si se les preguntaba el tamaño de 100 yardas de distancia, respondían que la medida era 3 pulgadas de altura; las escaleras les resultaban atemorizantes, escalones bi-dimensionales que suben directamente hacia arriba por la pared. Algunas veces estas percepciones extrañas resultaban ser tan perturbadoras, que los nuevos videntes preferían sentarse en la oscuridad con sus ojos cerrados.

¿Acaso nosotros al aferramos al mundo de los cinco sentidos, no estamos haciendo lo mismo? ¿Es posible reinventarnos a nosotros mismos a la luz de una realidad no sensorial, o continuaremos siendo prisioneros de los cinco sentidos, como nuestros antecesores en la prehistoria?

Cada vez que repetimos las palabras "amanecer" y "atardecer" estamos permitiéndonos un engaño sensorial.
Otro ejemplo: Se han hecho experimentos en los que se ubica a un grupo de individuos frente a una grabadora, se les pide que escriban lo que dice la voz en la grabación, y dan arranque a la reproducción de la grabación. Pero el volumen es tan bajo, que la voz es muy difícil de entender.

Sin embargo, cada individuo toma una cierta cantidad de notas. La trampa es que la máquina estaba reproduciendo tonterías sin sentido. El oído y el cerebro cooperan para crear sentido donde no lo hay, una versión de la realidad que no es en absoluto fiable.

Un hecho de la neurología, poco conocido para el público en general, es que nuestro cerebro crea los cinco sentidos y por consiguiente todo lo que éstos nos dicen.

Literalmente, no existe tal cosa como luz u oscuridad, gusto, tacto, o sonido "allá afuera", excepto lo que hemos creado "aquí adentro".

Imagínate dos imanes acercándose el uno al otro con sus polos positivos enfrentados. Cada uno de los imanes sentirá que una fuerza invisible los está empujando y separando en contra de su voluntad, y si los imanes son lo suficientemente fuertes, esta fuerza repulsiva les impedirá acercarse más. Será tan sólida como una pared de cemento.

A su vez, el cuerpo humano no es sólido para los neutrinos, rayos x y las radiaciones gamma, y ya que cada átomo adentro nuestro es más de 99.9999% de espacio vacío, el hecho de que tus manos sientan algo sólido es una ilusión tanto como lo es la pared que repele a los dos imanes.

(El espacio vacío entre el núcleo de un átomo y el electrón orbitando alrededor es mucho más grande, relativamente, que el espacio vacío entre la tierra y el sol).

Así que la manera básica de reinventar la percepción es dándonos cuenta de que los cinco sentidos son totalmente ilusorios. La buena noticia es que los podemos trascender. De hecho, lo hacemos todos los días.
No estoy siendo místico, si bien es cierto que Dios ha logrado la proeza de ser algo invisible y adorado al mismo tiempo. Me refiero a algo tan básico como la visión.

Decimos que ver es creer, y sin embargo en realidad, nadie sabe lo que es la vista.

No hay luz dentro de la corteza visual, que es la responsable por la vista; esa área del cerebro, como cualquier otra, es como una masa de papilla de avena, de consistencia semi-sólida que conoce sólo la oscuridad perpetua.

No hay imágenes en nuestro cerebro, sino solamente una tormenta de fuego de señales eléctricas y químicas.

La forma en que, sorprendentemente, convertimos a los fotones en una realidad visible es algo totalmente desconocido, y ya que esto también se aplica a los otros cuatro sentidos, la realidad en sí es lo que a cada cual le parezca.

La incertidumbre reina, y donde hay incertidumbre hay una oportunidad para la libertad.
Tal como un famoso gurú dijo una vez a sus seguidores:

“La realidad es como una red. Si quieres escaparte de ella, encuentra un hueco y salta a través de él”

En realidad, la red tejida por los cinco sentidos tiene muchos huecos. La tecnología salta a través de ellos todos los días, en el laboratorio los fotones ya han sido tele-portados de una ubicación a otra sin pasar por el espacio entre medio.

La antigravedad surge como una posibilidad, junto con la superconductividad práctica y asequible.

El espacio virtual, llamado el campo punto cero, puede contener una inconmensurable energía que puede ser producida de forma más barata y menos riesgo que la energía nuclear.

En nuestra generación podremos ver las células nano-solares aprovechar la energía solar con inimaginable eficiencia.

Todas estas posibilidades desafían completamente a los cinco sentidos.
Sin embargo, creo que la mayor revolución ocurrirá cuando resolvamos el misterio de la manera en que el cerebro proyecta la realidad. Es difícil concebir como un órgano que pesa 3 libras y que primordialmente es agua y glucosa, haya engendrado al mundo entero. Criaturas con diferentes cerebros no habitan en la misma realidad (las marsopas, por ejemplo, tienen centros auditivos masivos y pueden, literalmente, "escuchar" las mareas, a la tierra rotando en su eje y la posición de una estrella - nosotros no podemos comprender su esquema perceptual). Ni tampoco los seres humanos podemos compartir el mismo cerebro.

Entre los así llamados autistas savants existen aquellos que pueden nombrar el número primo de cinco o seis dígitos, o el día de la semana en que será navidad en el año 2387, y sin embargo no son capaces de vestirse solos o de calcular el vuelto de una transacción.

Un savant aprendió mandarín, chino y otra cantidad de idiomas increíblemente difíciles a pesar de tener un Coeficiente Intelectual por debajo de 80 y además, fue encontrado sosteniendo el libro al revés.

Mi predicción es que nos encontraremos cada vez más y más conectados a los campos quánticos, no físicamente sino a través de la mente.

Este "campo de la mente" es invisible y universal; incluye a toda cosa viviente; trenza el tejido de la naturaleza. A medida que nuestra predisposición en favor de lo sólido -las cosas concretas- se desvanezca, ciertos fenómenos fuera de lo común se convertirán en cosas cotidianas.

La sanación sin necesidad de contacto se volverá algo legítimo, ya que el ser humano puede ser alterado alterando el campo.

La telepatía y la clarividencia parecerán cosas mundanas, ya que el tiempo y la distancia están comprimidos en un solo punto en el campo; la intuición y las epifanías se explicarán como sutiles interacciones del campo.

El óptimo resultado será que la sabiduría emergerá como una capacidad humana vital, pues no hay duda que nuestros antepasados espirituales estaban en contacto íntimo con la misma realidad invisible que aún nos rodea.

Hemos rechazado la realidad con nuestra terquedad, con una insistencia rígida de creer en nuestros sentidos, pero ver con los ojos del alma es posible. En última instancia, una nueva humanidad es también posible una vez hayamos escapado de la prisión a la que nos hemos sentenciado por demasiado tiempo.
El así llamado sexto sentido no es un sentido separado en lo absoluto, sino que es una nueva apertura para la evolución humana con posibilidades ilimitadas.


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En el principio no había existencia ni inexistencia; todo este mundo era energía sin manifestarse...
El Ser único respiraba, sin respiración, por su propio poder. Nada más existía...

Himno de la Creación, Rig Veda


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